Hola brujitos, de nuevo los abandoné porque ando un poco desorientado, pensando que hacer con mi vida; ya que estaré 4 meses sin clases. Pero bueno esa es otra historia. El fin de semana visité el pueblo de mi madre un lugar dónde los minutos se hacen segundos y las horas minutos, creo que no hay otro lugar en Veracruz donde sienta eso, el pueblo se llama Las Margaritas y se encuentra a 1 hora de Catemaco.

Llegamos a casa de mi abuela y lo primero que hicimos fue comer, ¡tragar!, ¡devorar! y disfrutar el delicioso desayuno.
Después fuimos a buscar la carnada para los peces, aquí utilizan levadura que es masa media cocida y gusanos de tierra húmeda.

Agarramos la pala, botellas y palos para ir a escarbar.

Encontramos el lugar perfecto, había demasiados gusanos.

Se ven poquitos pero son más de 30.

Mientras nosotros fuimos por los gusanos mi mamá componía las cañas.
Antes de ir a la laguna pasamos a casa de mi tía Adría y visitamos su nueva granja (confieso que me quería robar unas gallinas ponedoras).

Se nos hizo muy tarde, ya había sol y sería más difícil pescar.
Yo no sé remar en lancha así que mi madre se la tuvo que rifar y llevarnos hasta el lugar ideal para poder pescar.

Empezamos el recorrido y yo estaba encantado, tomando fotos de todo.

Mi papá, hermano y prima estaban en otra lancha.

Siempre lo he dicho y lo seguiré diciendo: la laguna de Catemaco es muy diferente por todos sus lados.

Llegamos al lugar dónde hay más pescado y nos amarramos de las ramas de los árboles que ven al fondo para no movernos.

Después de unas horas ya teníamos varias mojarras y yo seguía sin pescar nada.

Empezó el viento y tuvimos que buscar otro lugar, porque en esas condiciones los peces se espantan.

Ignoren la cara de mi madre, es del cansancio después de ver un cocodrilo y remar como nunca en la vida.

Nos dio miedo seguir en la laguna por el cocodrilo y tuvimos que pasarnos al río. No tardamos ni una hora cuando el hambre nos hizo regresar a casa de mi abuela a preparar la comida.

Esto que ven aquí es el resultado de dos horas pescando, mojarras al chile y limón, de mis guisos favoritos.

Antes de anochecer llegó un tío y nos preparó estos deliciosos elotes, que fueron mi cena. Así terminó mi aventura brujitos y cada vez que visito el pueblo se pone mejor, a veces no encuentro elotes, pero si una olla llena de tamales y atole, otras veces no encuentro pescado pero sí una deliciosa Anguila. En conclusión ir al rancho es de las cosas que más disfruto en la vida.
Con todo lo que ha pasado estás últimas semanas he empezado a valorar más lo que tengo, aprender que las cosas no son para siempre y que Dios es más grande que todo.
Te invito a vivir la vida como nunca, a disfrutar a la familia, a la novia, el novio, al hermano, a la hermana, a salir y no encerrarte en el mundo de las tecnologías, la vida real es más bonita, conoce el pueblito al que siempre has querido ir, ve al cine, visita a la familia, corre, come, agradece y disfruta que a cómo vamos no sabemos si mañana nos tocará vivir.
Me despido mandándoles mis mejores deseos y un caluroso abrazo, lo quiere un brujo.
Hola, gracias por dejar tu comentario :)