Trabajos finales, asuntos personales, ingles, universidad y una serie de problemas que tenía en mi cabeza, me atrofiaban y no dejaban de generarme estrés, dentro de mi una pequeña vocecita me decía: ¡ES MOMENTO DE VIAJAR!, tenía varías semanas que dejé de hacerlo por preferir cosas materiales e innecesarias. ¡Ya era hora! de salir de la rutina y hacer lo que más disfruto en la vida; conocer nuevos lugares, empaparme de su cultura y enamorarme de su gente.

Regresé al confort: mi ciudad natal y aproveché el día de San Valentín para viajar a un pequeño pueblito a 20 minutos de Catemaco, Veracruz., qué me dejo sorprendido. ¿Se imaginan un lugar con manglares, cascadas, ríos, lagos y mar? ¡NO ESTOY LOCO! sí existe y se llama Sontecomapan, con menos de 3000 habitantes y un ecosistema súper variado se convertió en mi lugar favorito.

La primera parada que hice fue en un mirador antes de llegar al pueblo, me encantó esta lleno de frases que te motivan a ser una persona positiva, se puede respirar aire puro con una vista espectacular. La entrada no tienen ningún costo y ahí te pueden dar información turística o incluso dan tours por los diferentes atractivos.

Mi segunda parada fue un lugar totalmente mágico, me rodeaban arboles gigantes, ruidos encantadores y un sereno refrescante. Jamás había visitado un pueblo que tuviera una cascada tan grande y cerca de la población. Es muy fácil llegar, en la entrada de Sontecomapan podemos observar un letrero que dice: CASCADA, a no más de 50 metros se encuentra el camino, si estamos desorientados y no vemos ninguna señal PODEMOS PREGUNTAR, hay varias casas al rededor, además la gente es súper amable y hospitalaria.

Tercera parada… Conocida como; «La posa de los enanos» por el reflejo que causa al estar dentro de ella, cuando nos sumergimos en su refrescante y cristalina agua nos vemos chaparritos. ¡Es real! tienen que visitar el lugar para comprobarlo, es el principal atractivo de la comunidad.

Antes de llegar a mis últimos destinos tuve que tomar un transporte marítimo, les confieso que soy muy miedoso y todo lo que tenga que ver con estar dentro del agua me causa terror, para que fuera una experiencia inolvidable tenía que superar ese temor, así que me arriesgue y embarqué en la primera lancha colectiva.

Nunca había visto un manglar, ¡Me emocionaba! estar rodeado de tanta vegetación y ver agua cristalina por todos lados.

Sentía que estaba en un cuento dónde la vida era un paraíso lleno de paisajes surrealistas.

No dejaba de tomar fotos, ni de hacer preguntas al señor que nos guiaba, quería capturar todo y aprender de ellos.

Existen tres tipos de manglares: blanco, negro y rojo.

También se clasifican por el tipo de agua: dulce o salada. Fue una experiencia muy enriquecedora, aprendí muchísimas cosas que desconocía de los manglares.

En los manglares de agua dulce habitan: anguilas, cocodrilos, tortugas, mojarras, peces y una diversidad de flores de pantano, en el de agua salada hay muchísimos cangrejos.

Disfruté muchísimo el recorrido y lo mejor fue que perdí el miedo al agua.

Por último llegamos a una playa llamada «La barra de Sontecomapan» dónde pueden degustar mariscos frescos, limpios y con un sazón único.






Ya extrañaba compartirles lo maravilloso que son los rincones de mi bello Veracruz, hasta la próxima brujitas y brujitos, no olviden seguirme en mis redes sociales:
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